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En Japón con Sensei 1

por Wenzel - Nihon - 28-Jul-2018

LAS NUBES SON LAS MISMAS

Minasan, ¡13 años después vuelvo a Japón acompañando a Sensei viajando a la tierra de los Samurais!

¡El lunes partimos de San Pablo hacia el otro lado del mundo!

En todos estos años, desde la primera vez que Sensei me llevó con el a Japón en 2002, siempre he dicho que ese viaje es un asunto chino (! Ops), pues pagamos un pasaje caro, después de todo, en Japón todo es caro, pero en el fondo es una ganga para ser un viaje a otro planeta!

¿Qué será lo que Wenzel (Uenzel) pensará de Japón 13 años después? Sensei estaba curioso: ¿creería que Japón cambió mucho? Decidí que voy a escribir un poco al respecto, y comparto con ustedes algunos pensamientos, gomen desde ya por el tamaño.

El viaje es largo, no hay manera. Nuestra escala es en Londres. Una vez allí, en el aeropuerto Sensei me lleva al bistro de Gordon Ramsay, el chef del reality show HELLS Kitchen! Especie de Shugyo para cocineros, todo a ver en un viaje a Japón acompañando a Sensei. El desayuno típicamente inglés es una delicia. Estar en Inglaterra también es agradable. Estoy por primera vez en la isla británica, y la corta experiencia hasta aquí confirma mi conjetura de que los ingleses son una especie de "japoneses de europa". Educados, reservados, medios diferentes, sin miedo o vergüenza de serlo, conducen del lado izquierdo, puntuales, viven en una isla y tienen un poder de elasticidad especial. Mi lectura está influenciada por las películas "Dunkerque" y "La hora más oscura", cuando entre negociar con Hitler, o resistir y luchar, por sí solos, contra toda la Europa nazi, la película muestra a un primer ministro apoyado por un pueblo decidido, no rendirse a las tinieblas, y luchar hasta el final por lo que creen correcto.




Después de Londres, un vuelo más de largas horas, durante las cuales vamos alternando trabajo en la tableta, lecturas, estudio, verificación de listas de cosas hechas, a hacer, algunas siesta fugaz, idas al baño o hasta el fondo del avión para estirar las piernas, tomar un agua y una u otra película.




Al cabo de unas 30 horas, se llega. Japón.
Recuerdo bien en 2002, cuando vi a Japón por primera vez, el rostro pegado en la ventana del JUMBO 747 de la JAL, sobrevolando la costa poco al norte de Tokio y Sensei a mi lado preguntando: "¿estás sintiendo Uenzel ?! ¡estas sintiendo? ... la energía de la tierra de los samurais !? "
Yo me maravillaba con el hecho de estar del otro lado del planeta, conocer Asia, viajar lejos, más lejos posible!
Una especie de: Colocar la tierra en perspectiva.




Ahora al llegar a Japón, la emoción ya no es la de 16 años atrás. El mundo se me quedó más pequeño. Todo está más cerca, más interconectado. Hasta los aviones parece que se posan con más facilidad.
Y sobre todo, ya no venía a una tierra desconocida, para un viaje desconocido, de la que no tenía idea de qué esperar. Entrenamientos misteriosos, el shugyo con Sensei, desafíos y tareas que ni siquiera me imaginaba aún.

Pero aún así, llegamos a Japón, y me siento muy bien por eso. Una gran paz. La limpieza, la limpieza de los ojos, la limpieza de los oídos, la limpieza en los tratos y la limpieza de las sonrisas de las personas que trabajan y trabajan y sonríen. Recuerdo el manual de limpieza de un monje, y de su empedernida presentación.





El aeropuerto esta vez es Tokio Haneda, mas pequeño, más tranquilo todavía. Despachamos algunos equipajes para un destino posterior. La ventanilla del servicio de entrega es aparentemente medio desordenado, con muebles y elementos no muy estandarizados, sin grandes barreras y fosos para protegerse de un público salvaje, pero todo está en el lugar para que la persona trabaje, y las jóvenes ágiles y eficientes ayudan a Sensei a resolver rápidamente la operación. Una maravilla.





Estamos ahora con 12 horas de diferencia ("fuso horario" en portugues), lo que yo llamo "confuso horario". (No se puede tener más de 12 horas de diferencia, si fuera la 1:00 PM, ya eran 11 en realidad.)
Para empeorar el "confuso horario", el whatsapp "palomitas" complicaciones inesperadas de Brasil para que Sensei resuelva, numerosos mensajes de texto, voz y algunos enlaces. Sensei se confunde y cambia las direcciones de remitente y destinatario del formulario, en una de esas tonterías típicas que se comete cuando si se está "confuso horario" + una bomba explotando en whatsapp.
Nuestro día ya está durando unas 32 horas y yo entro en estado de alerta para ayudar a sensei a no cometer una tontería grave, como perder un documento, un celular, olvidar una mochila o maletín, u otra de ellas, como creer que estamos en Japón y no cuidar el equipaje. Ahh! Pero estamos en Japón! ¡Pero aun así!

Seguimos por el aeropuerto para comprar un chip pro tablet y hacer un cambio para los gastos del día a día, otro momento especialmente fértil para una tontería de confuso horario. Como por ejemplo olvidar nuestro cambio en el mostrador. (Lo curioso es que estamos lentos y vamos a percibir sólo en cámara lenta: ahhh .. tengo ... que ... agarrar ... el ... sobre ...) Observar la propia mente se convierte en comedia. Entre alerta aquí y allá, caminando detrás de sensei, veo un grupo de unos 4 jóvenes dejando el salón principal del aeropuerto por una puerta de servicio. Antes de salir, se giraron frente al salón y hacen un REI. Tardé unos 3 segundos para entender lo que habían hecho: estaban haciendo el REI de quien "deja el dojo", es decir, el lugar de trabajo y los estimados clientes que allí están. Pensé si estarían cambiando el turno, o tal vez simplemente saliendo de trabajar. Y hacen el rei, antes de dar LA ESPALDA A QUIEN al final de cuentas paga su salario.
Después me acordé, lo mismo sucede cada vez que el guarda deja un vagón del tren también, ni debía ser el final de su turno.
Me vino a la mente el cuestionamiento que frecuentemente es hecho por occidentales cuando comentan sobre esos katas del pueblo japonés, completamente extraños y alienígenas en nuestro hemisferio: si ellos hacen esos katas con sentimiento o si es todo sólo una obligación, ejecutada en el automático?
No soy muy adepto a criticar o despreciar a los katas, sólo porque no se harían de corazón. Importante es que sean hechos, no es obligación ni derecho mío de investigar e invadir el corazón ajeno. Si están sonriendo y siendo gentiles por obligación o con sentimiento? ¡Están sonriendo, qué bueno! ¡Están sosteniendo la propia onda y haciendo lo que tiene que ser hecho!


Voy a imitar a Joe Biden y citar al poeta irlandés Seamus Heaney.
"You carried your own burdens and very soon your creeping symptoms of privilege disappeared." traducido "Cargaste con tus propias penas y muy pronto tus síntomas de privilegio desaparecieron".

Recuerdo el libro de Monja Coen que leí en el avión, comentando del Dharma de imitación. El Dharma son las enseñanzas, las reglas, la verdad. Qué es enseñada y pasada de generación en generación desde el Buda histórico (¿o antes?). Inicialmente, cuando las enseñanzas están vivas y se ponen en práctica de forma plena, el Dharma es el Dharma correcto.
Después, ya estaba previsto en los escritos budistas, el Dharma se transforma en Dharma de imitación, cuando la gente no sabe más bien por qué ejecutan las formas, pero, aún así las ejecutan. Después, como también previsto, viene el Dharma degenerado. Cuando las tradiciones ya no son practicadas por nadie, ellas sólo existen más escrituras, quizás recordadas, preservadas, pero ya no mas practicadas.

Sería como las técnicas de kenjutsu: en los tiempos que se aplicaban en combate real, eran las "técnicas correctas". Después, ellas se conviertieron en técnicas que sólo están más contenidas en los katas, serían las "técnicas de imitación", pues ya no se practican de verdad, con el sentimiento del combate, pero todavía se ejecutan como forma, se sabe de alguna forma (con derecho al juego). Así son los estilos de kenjutsu, al menos los que aún sobreviven hasta hoy en los pequeños dojos en Japón, donde se practican los katas.

La esgrima histórica europea, donde ellos exteriorizan los combates de espada de Game of Thrones, en ese caso, sería la forma degenerada, pues ella sólo existía más en los pocos manuales de esgrima escritos hace algunos siglos. Por más que algunos grupos estén en busca de resucitar esa esgrima europea, me cuentan que es difícil, pues no hubo transmisión a los días de hoy: no hubo maestros que recibieran las enseñanzas y los pasas adelante en un largo período de tiempo.

En el caso del Kenjutsu combate, es como si Sensei estuviera nadando contra esa corriente, en la batalla para volver el kenjutsu de imitación a un kenjutsu correcto, o al menos un kenjutsu vivo, ya que la intención no es resucitar él hasta el duelo de muerte.


Por el regalo del destino sucedió que Monja Coen lanzó su nuevo libro justo en esas semanas y él cayó en mis manos estos días. Acabo de tener la oportunidad de regresar a Japón en la compañía no sólo de Sensei, pero un poco también de esta otra maestra importante en mi Camino que es la Sensei Coen. Ahora casi veinte años después de haberlos conocido, el mismo día de noviembre, cuando fui a Niten por primera vez en el templo Bushinji en la * "Libertade", y el entrenamiento en aquel día era una conferencia de Monja Coen.
*Barrio asiático en San Pablo.

El libro en el avión vino a darme la clave para varias lecturas de Japón, e incluso lecturas sobre esta jornada en Niten en todos estos años.

Si los jóvenes tienen el sentimiento correcto o no al hacer el REI dejando el salón, no importa tanto para mí, por hora importa más que eso que ellos hacen, que si ponen un sentimiento nada elegante y malandrín en el salón, pero hecho por capricho. Son jóvenes todavía, y además, sería una indiscreción intentar descubrir su sentimiento, están trabajando!

¡Tomamos un tren, luego trasbordamos al tren bala!






Intercambio algunos mensajes con Kenzo (Cinta Negra de Rio de Janeiro, dmuy conocido en Niten por casi todos y un poco mas de 2 o 3 años de entrenamiento.
Kenzo está pasando una temporada en Japón, trabajando y conociendo el mundo (antes pasó un mes en los Estados Unidos, fortaleciendo las sedes de Niten allá), si la agenda de nuestro viaje lo permitiera le encantaría encontrarnos aquí. Yo también, pero la agenda no nos lo permite y todo bien.

El día ya va durando 34 horas, y voy quedando más lento para entender las cosas.
Pero Japón está tranquilo, me siento bien aquí, ya no es un estrés seguir el ritmo aquí. Estar atento para no cometer fallos ya no es un temblor de Shugyosha. Evitar de quedarse en el camino de las personas y entorpecer a todos con nuestros modos bárbaricos del oeste ... no es un esfuerzo fuera de lo común. Por el contrario. Me siento aliviado.

Escribo a Kenzo :

"Japón no está diferente para mí ahora, que hace quince años."

Y también pregunto a Kenzo si él está en contacto con BRUM, también figura conocida de los alumnos más antiguos y que vive en Japón ahora. Kenzo responde que no ha podido hablar todavía con Brum y "senpai ya está en casa! :)"

Estoy lento "confuso horario": ¿quién está en casa? Kenzo llegó a casa ya del trabajo? ¿O pregunta si ya llegamos al hotel?

Él necesita explicar: "Senpai ya está en casa en Japón. No es más un país alien."

Sí, creo que eso es. Seguro. Estos años todos, conviviendo con Sensei, trayendo la influencia viva de los primeros viajes a Japón hacia el dojo en Brasil, y buscando dar vida a la cultura del Bushido en nuestra práctica diaria. La sensación de llegar a Japón resultó ser muy diferente de los viajes que realizamos por Niten a otros destinos, como los EE.UU. o Portugal.

Por diferente que sea el Brasil de Japón, no hay más el choque de venir aquí, por el contrario, el espíritu se siente acogido.









W: "Kenzo, entonces, llegamos aquí en Haneda, Todo smooth."
K: "Hai, quedo felíz, espero que de para aprobechar"
¡Arigatou Gozaimashita"
W: "El Japón esta menos diferente pa´mi que hace 15 años :)
"tu conseguiste alguna vez hablar c Brum"
"No me voy a encontrar con el, pero de repente mandarle un abrazo (por Whasapp) de aquí mismo, va que llega mas fuerte?!
K: Hai! yo no consegui contactarlo aún, Alana me dise que hable con Sayoko. Voy a intentar contactarla. Tal vez Senpai lo consiga mas facilmente por facebook.
Yo no tengo el facebook de ella, lo tendré que buscar. Si recuerdo bien Senpai Cristina tenía a Sayoko en el Facebook. Lo vere.
Senpai ya está en casa! :)

W: yo? o tu, esta en casa?"
K: Senpai ya está en casa en Japón. No es mas un país alien"
W: Ahhh! Es el jetlag. Me tardé en entender. Creo que es eso."

No es más que responder si yo encontraría Japón muy diferente del Japón que conocí hace 16 y 13 años. Soy yo quien es diferente.
Japón a su vez, creo que está muy parecido.
El shinkansen (tren bala) sigue siendo el mismo y aún no han colocado tomas en cada sillón, para recargar el celular y la tableta. (Lo que Sensei y yo lamentamos ese día). Además, las máquinas de bebidas continúan en todos los rincones, la gente continúa a su ritmo, tal vez hoy en día llame menos atención de estar todos mirando el celular, y tal vez hasta estén mirando menos el celular que hace 13 años? Tal vez. Pero no me escandalizo con ningún cambio.

En la estación de Nagoya saltamos de la bala, digo, del tren bala, y buscamos un lugar para almorzar. Sensei propone un lugar para comer sushi. ¡Vaya bien! Quiero comer "me too" de todos modos! En la estación de tren hay varios restaurantes, es hora del almuerzo y está repleto de gente. Los corredores son estrechos, y la organización de espacios pequeños todavía permite que en medio de todo se formen pequeñas y organizadas filas al lado de las entradas de los locales llenos.

No encontramos ningún sushi, pero la obstinación de Sensei, que no necesito describir a los alumnos de Niten, nos hace encontrar uno. Después de unos minutos de espera en una fila también, conseguimos una mesita. El lugar es pequeñito, dos hombres preparan el sushi, y unas 3 o 4 señores lo sirven energéticamente! ¡Bienvenido! Gracias! Hai! ¡Bienvenido! Gracias! Hai! Estamos siempre escuchando a la gente aquí, la ventana del alma, o al alma fingida como quieren decir algunos. Pero la música es adecuada y pasa siempre esa energía de hacer con gusto, con el "propósito del esfuerzo", como se habla mucho en el universo del Karate.

Sushi y biru! Merecida cerveza.








Pedimos la foto del brindis a una de las señoras. La sacan con atención y cuidado, las otras que pasan miran, hacen expresiones de "ohh", "ahh" , "honto", todo mostrando siempre disposición, nada de rezongo, nada de cansancio. Están todos siempre volcados al esfuerzo, para agradecer, pedir permiso y hacer caprichosamente todo.
He llegado en Japón no hace ni 5 horas. Llama atención desde el principio, como está todo arreglado, organizado, equipado, pensado en los detalles, bien hecho. Y también llama la atención, como todas las personas que están trabajando, están aplicadas, como los alumnos de niten en el entrenamiento, cuando Sensei está en el entrenamiento (entendieron ?!).
Educados, esforzados para hacer de acuerdo con lo mejor.
La palabra que encuentro para eso es siempre esa "aplicado", con el obi apretado. No hay nunca alquel que hace gestos de quien quiere mostrarse por encima del resto, estirado (listo), holgado, perezoso, que no sabe dar la mano , escondiéndose de las tareas mas duras.
¿Que importa si eso es apariencia o si es sincero?. Simplemente es. Y eso explica también toda esa infraestructura, detalles y "acabado" de las cosas en Japón, de los edificios, de los servicios, de la comida: es fruto de trabajo, mucho trabajo. Imagínese una nación entera con la cultura de hacer bien hecho. ¡Es bueno esto!
El sushi obviamente es delicioso. ¡La cerveza también!
¡Todo correcto! El espíritu en paz. No hay un rasguño ni siquiera en la experiencia. No hay nada de amargo o agrio. Ni en la comida, cerveza, ni en la atención, en la sonrisa o limpieza.
Buscar la perfección, como se suele decir de los samurais.

Que paz!

Voy aplicando la óptica del libro de la Monja Coen a los pensamientos:
La mayoría de la población en Japón es budista, pero si es por eso que la mayoría aquí piensa conscientemente en contribuir por la paz y el bienestar de un "yo mayor" no lo puedo afirmar.
Si es por qué son budistas que lo hacen, representando un esfuerzo mayor a su pequeñito `yo menor`.
No importa si es consciente, pero visiblemente sucede.
Por supuesto que el hecho de ser budistas tiene sentido, pero nuestro lado cristiano, si fuera al pie de la letra también tenía que estar pensando más en algo mayor.
El motivo no sé, pero el esfuerzo, el trabajo, el capricho son claros, evidentes, y traen esa paz de una contribución a algo más grande que cada uno solo.

El día va para largo aún. Seguimos en autobús. ¡El almuerzo y la cerveza hacen el cansancio pesar!
Ambos pestañeamos en los sillones. Tomo una siesta. Llegamos a la ciudad del interior. Destino final del primer día.
Vamos directamente a un encuentro.

Está todo allí, como en otros lugares. La educación, la disposición de todos de saludar, cuidar, atender, hacer. Rápido, sin demora, eficiente.

A diferencia de hace 13 años, estoy tranquilo ahora. A pesar del cansancio, me encanta con la experiencia, apreciando cada momento.
Me viene a la mente la historia del monje y del toro (o buey, como quiera). La sensación es ésta, en Japón antes era como si yo intentara lazar el buey, domar el buey, con todas las tensiones, aflicciones, y tropiezos que eso trae.
Ahora es como si estuviera volviendo a casa sobre el toro.

No es que no haya nuevos aprendizajes. Claro que hay y habrá. Cuando la historia del buey termina, ella sólo reanuda! Sólo de esperar en la sala, la señora pasa y arregla mis zapatos dejados en la entrada. En vez de apuntar hacia adentro, como los dejé, ella los vira para apuntar hacia fuera, tal cual podrán ser vestidos rápido al salir. Yo anoto en la mente, con tranquilidad.

El día va llegando a 40 horas ya. Pero antes de un baño y una cama, todavía estamos invitados a ir a cenar. Todo está bien, estamos tranquilos.
Voy contando las horas del día en el texto, para mostrar la delicia que es tocar el día sin resoplos o lamentos.
¡Vamos allá! Belleza!

El restaurante de sushi, de nuevo, esta vez parece ser de un propietario de granja. Brochettes de carne y corazón de pollo son servidos uno tras otro, bajo mirada desinteresada de Sensei. Yo no tengo nada en contra, voy a intentar hacerme con ellos (pobre estomago), para no dar desprecio al anfitrión. Se sirve también una bandeja de "sashimi" de omelete. Y cuando llega el Sushi, hay sushis gigantes de huevo nuevamente, tres veces más grandes que los demás de pescado. (¡Eso me confirma que el dueño tiene una granja!) Doy una carcajada interna y voy, ya que de la conversación no puedo hacer mucha parte, y lo último que quisiera es molestar a Sensei con un papel de intérprete.

Pero finalmente la conversación llega a mí: de que es mi tercera vez en Japón, de que trabajo en Niten. El anfitrión pregunta: ¿que pienso de Japón?, y ya va achinando su vista:

La definición del japonés es que él piensa en el otro.
Está preocupado de no molestar al otro.
Después, habló un poco mal de los chinos y algo más de los indios y paquistaníes, como también es común en Japón, especialmente en el interior.

Hace pocas semanas, Alana, alumna de Niten en Río de Janeiro, regresó de una temporada de maestría en Japón. Traé un té verde helado para nuestro horario de almuerzo de los entrenamientos del sábado en Tijuca y contó un poco de la experiencia. Le pregunté a ella, en la ocasión, qué más la marcó de Japón. La respuesta vino sin duda: el pensar en el otro del japonés.

Ahora el habla del propio japonés como siendo eso lo que define al pueblo.

Alana hacía allí, digo aquí, además de la maestría también un curso de nihongo (lengua japonesa) impartido por señoras voluntarias en Osaka, y por más que estuviera lloviendo, o un tifón estuviera de paso por la región, cuenta Alana, las señoras nunca faltaban . No se podía decir lo mismo de los alumnos occidentales que frecuentaban el curso. Con Tifón ... "ahí ya es demasiado!", Debían pensar ellos.
Alana, ya conocedora de ese truco, por más que un día hasta haya pensado en no ir, no faltó ninguna vez, al final las señoras no iban a faltar, no podría hacer eso con ellas. y de esas y otras, se volvió querida de las señoras. La invitaban a sus casas y se sintieron bien con ella.




Al final, allá por las tantas, disfrutando cada momento, llegamos al hotel, y en vez de un baño, todavía había el premio de un ONSEN, un baño tradicional con una gran tina con agua a 40 grados. Ahh que maravilla. Tomarse un baño así, es una invitación a cerrar bien el día, y con reflexión, sin prisa de gastar menos agua, en un lugar calentito, sentado en un taburete, cuidando del cuerpo o de lo que quedaba de él.
El sueño fue profundo y al día siguiente, muchos emails me esperaban, pero antes de eso, a las 5:30 Sensei me llama para salir a correr por la mañana.
¡Fue lo que salvó el segundo día!





Há!
¡Aquí está el origen de la "espada que da la vida"!
Es muy bueno hacer ese viaje al lado del maestro que añade la abundancia a la frase, y no nos deja olvidar que la felicidad es la meta.
Wenzel



Ahora el día ya aclaró aquí, hora de poner el Kimono y Hakama! as nubes son las mismas


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