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Café con Sensei

Pensamientos y comentarios del Sensei Jorge Kishikawa

13-oct-2014

Hidensho 50 – Vislumbre Mágico

Cuando algún secreto (Hiden) es transmitido a nosotros de manera no verbal, una sensación de plenitud, espanto y aun de felicitad nos rellena. Un vislumbre mágico. La descubierta de la piedra filosofal.
Siempre que me encuentro en un momento así, me pongo a imaginar lo cuánto he sido bendito por haber descubierto esta senda de guerreros samuráis y el sentimiento de gratitud despierta desde el fondo del corazón…
Eses momentos son difíciles de transcribir, pero hoy tenemos suerte de tener algunas palabras de un aluno, también faja negra de karate, que ha logrado hábilmente exponer momentos de este ‘vislumbre mágico’.
Fue anteayer, en el entreno de Jojutsu:



"Shitsurei Shimasu, sigue el relato sobre lo que sentí cuando me fue aplicado el Tsukizue:

Preparación
Confeso que estaba con dificultad para me enfocar aquel día, incluso en el entreno de Jo, y terminé por llevar algunos bellos Uchikotes de Jo de Sensei a ver si me despertaba.
Después de tener muchos detalles de mi postura, corte y actitud corregidos, Sensei empezó el movimiento del Tsukizue.

El Primer Golpe
En el comienzo, miré en los ojos de Sensei y pronto sentí mis ojos pujados para el movimiento ‘vagaroso’ y preciso de sus brazos. Mientras ellos me alcanzaban a la altura del hombro, volví mis ojos a los de Sensei y la última cosa que vi fue un cambio súbito en la expresión y en el ki de Sensei, además de un golpe ligero empezando: mi visión estremeció e instintivamente reculé tres pasos. Fue una energía invisible e intensa me sobrepujando que hizo mi cuerpo gritar para que yo reculara, como si una hiera hubiera aparecido súbitamente delante de mí. Mi espíritu fue totalmente roto antes del primer movimiento de Sensei haber sido completado. Aun después del movimiento, mi corazón estaba acelerado y llevé algunos segundos para calmar mi respiración.

El Segundo Golpe
La segunda vez, en que me preparé mejor para llevar el golpe, tampoco logré contener mi espanto. Aunque no haya reculado como de la primera vez, mi cuerpo estremeció e intentó lanzarse para atrás. Aunque el cuerpo no haya reculado, mi espíritu sí lo hizo. Entendí que no fui sorprendido por el miedo de una hiera que de repente apareció, pero por algo que estaba delante de mí y que yo sabía que estaba a punto de avanzar.

Lo que me fue mostrado aquel día fue un secreto del camino que no puede ser comprendido solamente a través de un relato, y quiero llegar a comprenderlo algún día.
Hace un tiempo, leí un café que dice que ‘Jo es combate’ y pensé que lo había comprendido. Después de ese entreno, creo que estoy empezando a tener una idea del significado.’ – Akio (Unidad Ana Rosa)

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